—¿Adónde vas, marido? — preguntó la mujer. —Es hora, Mary. —¿Hora de qué? —De pinchar.
Mary palideció. Hace 25 años que se casó con Bernie, y aunque la trataba bien, tenía sus azotes de ira. A lo largo del tiempo, Bernie se metió en no pocos problemas. Se peleaba mucho, sobre todo con aquellas personas que opinaban diferente.
—Deberías dejar eso en casa, Bernie. —Lo siento, Mary. He de hacer esto. —¡No lo hagas! ¿Quién te molestó? ¿Quién te ha insultado? —Los niños.
Mary palideció aún más. Ya estaba por correr y gritar, avisar a los demás. Pero no; quedó casi paralizada.
—¿Por qué no sigues los ejercicios del psicólogo? — preguntó Mary, tratando de distraer a su marido. —Es por eso que quiero hacer esto. ¡Necesito pinchar! —¿Pero pinchar a los niños? ¡Es una locura! —¿Pinchar a los niños, Mary? ¿Te crees que soy un psicópata? ¡No! ¡Estoy harto de los globos de cumpleaños y los voy a explotar todos!
Yorumlar